#28abrilPRL: RESPONSABILIDAD REAL

20220428 RESPONSABILIDAD Portada

Confiaba en poder dedicar mi tradicional blog del #28abrilPRL sólo a la seguridad y salud en el trabajo, pero no podrá ser. Son ya más de dos años de pandemia y en todo este tiempo la palabra “responsabilidad” sigue siendo música de fondo, tanto en lo personal como en lo colectivo: responsabilidad para protegernos nosotros, a nuestros seres queridos, al colectivo sanitario, a los compañeros y compañeras…

El Real Decreto 286/2022 modifica la obligatoriedad del uso de mascarillas, salvo excepciones, en los espacios cerrados y emplaza a un “uso responsable”, adquiriendo el término “responsabilidad” una dimensión especial en espera de que todo el mundo la practique.  La pandemia ha potenciado, manifiesta y permanentemente, la importancia de la responsabilidad individual, dando a entender que parte de la contención y efectos nocivos del virus podrían ser limitados gracias a nuestro comportamiento responsable. Se ha creado una nueva era en cuanto a la responsabilidad individual post Covid. Hasta hace nada achacábamos las consecuencias a las medidas de salud pública, laboral y los reguladores o a la responsabilidad de las empresas.  Como individuos, salvo excepciones, no éramos responsables y, sobre todo, nuestros hábitos no eran ni cuestionables: era nuestra cultura. Pues no, antes y ahora, nuestra forma de actuar, nuestros hábitos, son responsables de nuestra salud y de la de nuestros seres queridos, y en el trabajo también lo son de la seguridad de nuestros compañeros y compañeras. No cuidarse y tener costumbres poco saludables te puede llevar a padecer enfermedades, pero una negligencia o un comportamiento irresponsable, pueden provocar un accidente.

¿Cuándo se exige esta responsabilidad individual en el trabajo? Ante el consumo de alcohol —hábito extendido en nuestro país— o incluso las drogas, las autoridades competentes, en su responsabilidad de legislar, ponen cartas sobre el asunto en algunos ámbitos, como en el transporte, con la nueva ley de tráfico que se endurece para evitar que se sigan produciendo accidentes.  Y aplaudimos el hecho como no puede ser de otra forma.  En 2020 la mitad de los fallecidos en accidente de tráfico superaba la tasa permitida de alcohol pero, ¿qué pasa en el ámbito laboral? En el trabajo es casi imposible ni siquiera poder evaluarlo. Lanzo una pregunta, ¿trabajaría a gusto en una empresa donde a pesar de tener todas las medidas de seguridad, un compañero o compañera, viniera a trabajar bajo los efectos del alcohol o las drogas y se encargara de transportar 30 toneladas a 1600º centígrados? La respuesta es obvia. Algunos dirán que se pueden hacer controles en esta circunstancia, pero la realidad es que sólo si la persona lo autoriza, algo que no suele suceder. Nadie como ciudadano puede eludir dicho control por parte de la Guardia Civil y se tiene que someter a la prueba de alcoholemia, pero en el entorno laboral, aunque se lleve a cabo por la autoridad médica del centro manteniendo el sigilo profesional, no puede llevarse a cabo sin la autorización del propio trabajador por lo que, si no se hace, está aumentando exponencialmente el riesgo para su entorno.

Por eso pido una reflexión a los todos los colectivos, empresas, trabajadores y sus representantes, colaboradores importantísimos en este ámbito y, por supuesto, a nuestros legisladores. Maduremos como sociedad y hagamos un entorno laboral realmente seguro donde se pueda garantizar la seguridad mediante la prevención y la evaluación del consumo del alcohol y drogas, especialmente, en puestos de trabajo peligrosos en la industria. Hablamos de ciberseguridad, de inteligencia artificial, de digitalización, tantos retos innovadores relacionados con el futuro sostenible, pero mantenemos hábitos perjudiciales y peligrosos tolerados en épocas pasadas que deben ser erradicados cuánto antes. Tolerancia cero con el consumo de alcohol y drogas en el ámbito laboral; las empresas no podemos velar por la seguridad de nuestros trabajadores y trabajadoras si no podemos evitarlos y aunque no sea un riesgo laboral directo, su consumo aumenta los riesgos laborales existentes, y por lo tanto, nos impide cumplir con la ley de Prevención de Riesgos Laborales. Hagamos de verdad un entorno de trabajo seguro y, tal y como se está trabajando en igualdad de género, avancemos y garanticemos una “seguridad real”.

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