Una de las características de la industria siderúrgica española es su vocación exportadora, lo que ha facilitado que nuestro país se sitúe entre los principales exportadores europeos al dedicar más de la mitad de la producción del sector a los mercados internacionales: el acero “hecho en España” se demanda en prácticamente todo el mundo, ¡en 157 países!
Sin embargo, en 2018, la evolución de ciertos mercados ha deteriorado la dinámica exportadora del sector, revirtiendo el crecimiento registrado en el ejercicio anterior. Por ello, y a falta de un mes para disponer del año completo, cabe preguntarse cuáles fueron esos países de destino.
Radiografía exportadora: enero-noviembre 2018
En el acumulado a noviembre de 2018 se exportaron 7,9 millones de toneladas de productos siderúrgicos y de primera transformación (todas las calidades), volumen que representa un descenso del 10,6% sobre 2017. El 58% fueron productos largos frente el 22% de planos, el 18% de primera transformación y el 2% de semiproductos.
Identificando a los principales descensos
En términos de volumen y descontando las transacciones en pequeños mercados, los mayores descensos se registraron en cinco de los diez principales destinos de las exportaciones. Estos diez países suponen el 76% del total de exportaciones.
Dentro de la Unión Europea, las principales caídas se produjeron en Portugal (31,0%) e Italia (35,8%) y han sido debidas a que, tras el aislamiento comercial al que se sometieron ciertos países, la avalancha de importaciones[1] extracomunitarias en el Viejo Continente (diversión del comercio) está sustituyendo a los tradicionales proveedores europeos, lo que incrementa el peso de las importaciones de terceros países sobre el aprovisionamiento de mercado[2] y justifica las medidas de salvaguardia europea para evitar un daño irreparable a la industria siderúrgica europea. En concreto, el incremento de dichas importaciones fue del 9,5% en Portugal y del 10,3% en Italia.
En cuanto a los terceros países, el descenso más acentuado se produjo en Turquía (27,4%), como resultado de una situación excepcional: el estallido de la crisis financiera a mediados de año que ha provocado que la pérdida de valor de la lira turca incrementara, artificialmente, el coste de los productos externos, además de deprimir el consumo por la situación de las finanzas públicas, efecto acentuado por el fortalecimiento del euro frente otras divisas en la primera mitad del año[3]. Como consecuencia, las importaciones totales siderúrgicas realizadas por el país otomano cayeron un 14,5% interanual (enero-noviembre) y no sólo las originadas en España.
Por último, destacaron las caídas registradas en dos países del Magreb, Argelia (18,5%) y Marruecos (16,2%), consecuencia del desarrollo de la industria local a partir de la sustitución de importaciones, junto a la aplicación de ciertas medidas comerciales restrictivas (especialmente en Argelia, en los últimos tres años).
Así pues, el descenso de las exportaciones de 2018 viene causado por unos pocos países y es el resultado de factores ajenos a las fuerzas de mercado, como la desviación del comercio.
Resulta complejo aventurar si esta tendencia se mantendrá en 2019, pero es seguro que el sector siderúrgico español mantendrá su capacidad de resiliencia.
[1] En lo que llevamos de año las importaciones totales realizadas por la Unión Europea aumentaron un 11,4% interanual, a pesar de que el nivel registrado en 2017 marcó un máximo histórico.
[2] La cuota de las importaciones extracomunitarias sobre el aprovisionamiento de mercado fue del 23% en el mercado ibérico (España y Portugal), del 19% en Italia y del 17% en la Unión Europea tras incrementarse en promedio dos puntos porcentuales en los últimos trimestres.
[3] Cierto es que a partir del segundo semestre del año se produce una recuperación del euro, si bien el tipo de cambio promedio en 2018 se situó por encima al de 2017 (1,18 $/€ frente 1,13 $/€).