El Ministerio de Fomento contempla la aprobación de circulación para los megacamiones de 60 toneladas de MMA y 25’25 metros de longitud, pero no el aumento de la masa máxima autorizada a 44 toneladas. Al parecer este tipo de vehículo se restringirá a autopistas y autovías. La siderurgia supone un transporte global de más de 40 millones de toneladas cada año y debe llegar mucho más allá de las principales vías de transporte, por lo que necesita ese aumento hasta las 44 t.
El nuestro es un sector eminentemente exportador. Como tal precisa de una elevada competitividad que le obliga a mejorar continuamente su nivel de eficiencia, y una de sus fuentes importantes de coste en este momento es el transporte. Poder utilizar camiones con más carga es beneficioso en el transporte de exportación, pero también en la recepción de la chatarra de acero, principal materia prima, o en los distintos niveles de distribución de almacenes mayoristas y minoristas.
En todos estos aspectos, además de en otros sectores industriales como el químico, papelero, cementero, etc., se pueden obtener evidentes beneficios. Con los mismos costes de conductor y camión y algo de coste variable adicional en combustible, piezas y mantenimiento, los transportistas pueden obtener eficiencias en el coste por tonelada y pasar parte de esas eficiencias a sus clientes cargadores. Pero los beneficios van más allá en la reducción de emisión de CO2 y otros contaminantes por cada tonelada transportada o la reducción del tráfico.
Los vehículos actuales y las modernas infraestructuras españolas lo permiten y los estudios disponibles no reflejan mayor número de accidentes. Francia ya disfruta de esta autorización por lo que cuentan con una ventaja sobre nosotros en este aspecto.
En todos los sectores económicos, la competencia ha llevado a la búsqueda de la eficiencia a través de las economías de escala. En este caso debería suceder lo mismo y se traduciría en más actividad y generación de riqueza. Tomemos como ejemplo el transporte de productos siderúrgicos desde una fábrica a un puerto para exportación. Un simple ahorro de uno o dos euros por tonelada puede ser la diferencia entre ganar o perder un pedido de 10.000 toneladas que se traduce bastantes más de 400 viajes de camión.
Pensemos en ello ahora que estamos a tiempo.