Organizado por Eurofer en Bruselas, el pasado 15 de mayo se celebró el día del acero, que reunió a representantes de las instituciones europeas -con la presencia incluso de un europarlamentario alemán del grupo verde-, BusinessEurope y la industria en un cordial intercambio de pareceres sobre el imprescindible proceso de reindustrialización europea y el papel que la siderurgia puede jugar en ello.
Todos nos congratulamos de la incorporación por fin de una fuerte presencia industrial – muy necesaria—al lenguaje de moda. También en nuestro país. Pero ahora se trataría de pasar de las buenas palabras a los hechos, para conseguir no entorpecer la recuperación de la industria.
Nos encanta oír ese estribillo “del 20% de participación de la industria en el PIB”, pero queremos, además, políticas que no lo impidan.
La siderurgia es la columna vertebral de la cadena de suministro metal mecánica: la amplia gama de productos y soluciones permite abarcar todos los campos de la actividad industrial y el trabajo conjunto con los clientes permite mejoras en los productos que eran inimaginables hace 20 años.
A nuestro juicio, hay tres políticas básicas que nos afectan y que en algunos casos deberían reorientarse en profundidad: la política comercial común, la política energética y, por último pero no menos importante, la de cambio climático.
La primera y la última son de ámbito europeo, y la segunda, la energía, lo será en un futuro indeterminado, pero por ahora con fortísimo componente nacional.
- La industria europea necesita que la política comercial europea, tanto dentro como en terceros países, defienda con firmeza los intereses de la industria europea.
- Necesitamos una política energética que ponga el acento en garantizar precios competitivos a la industria, además de una estabilidad regulatoria hoy inexistente, en particular en España.
- Queremos contribuir a la lucha contra el cambio climático, ya que somos parte sustancial de la solución, y por ello consideramos necesaria una política que sepa acompasar la competitividad de la industria con la transición realista a una economía “baja en carbono” en la Unión Europea y fuera de ella.
En próximas entradas pretendo profundizar en cada uno de los aspectos de estas tres políticas, que son a mi juicio la clave para permitir la existencia de una sólida base industrial en la UE y por supuesto en nuestro país.