Cuando alguien se retira del entorno laboral, es común escuchar la frase «que disfrutes de la nueva vida y tu merecido descanso». En el sector siderúrgico, esta expresión cobra un significado especial. Nuestra industria se encuentra catalogada como especialmente peligrosa según el anexo I del RD 39/97 de Servicios de PRL. En consecuencia, existen ciertos puestos de trabajo que requieren un relevo generacional antes de la edad general de jubilación (actualmente entre 65-66 años y seis meses). Esto se justifica no solo por el merecimiento del trabajador, sino también por la seguridad tanto del individuo como de sus compañeros en el entorno laboral.
En los últimos años, se han endurecido los requisitos para acceder a la jubilación parcial anticipada, principalmente por razones económicas. Sin embargo, hasta finales de 2024, en la industria manufacturera, los trabajadores con 61 años y ciertos requisitos pueden acceder a esta modalidad mediante el contrato de relevo, fomentando así la sustitución intergeneracional y la transferencia de conocimientos a las nuevas generaciones.
Además de los obstáculos económicos, otras barreras como la incapacidad de acumular jornadas al inicio del contrato de relevo representan un riesgo para la eficiencia laboral, porque implica que el trabajador podría desconectarse del trabajo por largos períodos, aumentando el riesgo de olvidar los procedimientos laborales y representando una amenaza para él mismo y sus compañeros.
Esta modalidad parece estar llegando a su fin, especialmente en un momento como el actual, en el que, como cada año, nos unimos a la defensa de la seguridad y salud en el trabajo el día 28 de abril. Es importante destacar la preocupante situación que se vislumbra a corto plazo, la cual, de no mediar ninguna intervención, aumentará los riesgos laborales en la industria manufacturera al obligar a los trabajadores a permanecer en sus puestos hasta los 65-67 años.
La decisión de endurecer el contrato de relevo en la industria manufacturera no solo restringirá el acceso de los trabajadores más jóvenes, sino que también va en contra de los derechos laborales, del Pacto de Toledo y del consenso social, basándose únicamente en argumentos económicos. Si los ministerios concernidos están tan preocupados por las cuentas del Estado, por qué no abordan, de verdad, el grave problema del absentismo laboral en España. Con más de un millón de personas faltando al trabajo diariamente y encabezando los índices de incapacidad laboral en Europa, con un impacto económico que representa el 1,4% del PIB, somos prácticamente líderes en no asistir al trabajo. Abordar este problema estructural sería beneficioso para sanear la Seguridad Social de manera significativa.
Nos hallamos en un momento crucial para la industria siderúrgica europea y, especialmente, la española, inmersa en procesos de descarbonización de gran complejidad. Estamos implementando nuevas tecnologías que demandan una recualificación extensa y continua. Por tanto, es vital permitir a los jóvenes acceder a puestos de trabajo en este sector, que ahora ofrece mayor calidad y seguridad que en el pasado.
En UNESID mantenemos la esperanza de que el Gobierno, respaldado por el diálogo social y los sectores concernidos, desarrolle fórmulas de jubilación consensuadas y seguras, que permita a ciertos grupos empezar a disfrutar de su merecido descanso sin tener que trabajar hasta los 67 años o más.