La guerra comercial entre Estados Unidos y China es la principal preocupación para la economía mundial, a la que el debilitamiento del comercio internacional siempre perjudica, como se ha podido ver con los flojos resultados de la segunda mitad de 2018. En el momento de escribir esta entrada, el presidente Trump ha incrementado aranceles del 10% hasta el 25% a 200.000 millones de dólares de importaciones chinas y tiene planes de imponer aranceles adicionales a otros bienes cuyo tráfico suma 300.000 millones.
No es fácil acertar desde este rincón del mundo, alejado miles de kilómetros de Washington y de Pekín, pero es asumible pensar que no se trata de simples amenazas. En un interesante artículo reciente sobre la política comercial de Estados Unidos, Kaiser y Bosch, defienden que en política comercial lo que está haciendo Trump es cumplir sus promesas electorales. En ellas figuraban, como prioritarias, la defensa de sus votantes norteamericanos y la seguridad nacional. En el caso de las relaciones con China, ambos puntos se encuentran altos en la agenda: el déficit comercial es obvio y en cuanto a la seguridad nacional ayer (15 de mayo) Trump firmó una orden ejecutiva prohibiendo a Huawei hacer negocios en EE.UU. Por ello, se están llevando adelante estas medidas de presión cuyo único efecto positivo a corto plazo es que concentran la atención estadounidense y parece que están llevando a retrasar seis meses los aranceles al automóvil europeo.
Sin embargo, ¿cuánto tiempo puede aguantar la economía estadounidense con este aumento de presión? Estamos viendo una fase de crecimiento sorprendentemente larga, con más de 100 meses consecutivos de creación de empleo. Pero medidas de este estilo solo pueden contribuir a un aumento de la inflación, ya que Estados Unidos no tiene capacidad para producir todo lo importado. En el caso del acero, cuyos aranceles están en vigor desde el segundo trimestre del año pasado, podemos ver en la gráfica (datos: Kallanish) como el precio de la bobina laminada en caliente se ha mantenido, desde la imposición de los aranceles en Estados Unidos, al menos un 25% por encima de nuestro mercado en el sur de Europa.
Desde UNESID y a la vista del gráfico, no puedo evitar comentar que la imposición de la salvaguardia en la UE, con contingentes libres de arancel basados en volúmenes históricos, no es una medida que restrinja el mercado o produzca aumento de precios.
Volviendo al hilo principal, un escenario probable es que Trump mantenga las medidas existentes y siga impulsando otras nuevas sin ninguna moderación y abusando del argumento de la seguridad nacional, para así presionar y conseguir lo antes posible las concesiones que esté buscando. Después de algunos éxitos, las podrá relajar porque en noviembre de 2020 tiene elecciones, y tiene que mostrar resultados pero sin incomodar demasiado a sus consumidores con subidas de precios generalizadas.