En la discusión sobre la duración del actual brote de inflación me inclino a pensar que los datos de futuros de energía eléctrica apoyan un pronóstico pesimista para el año próximo.
En inglés, dar visos de realidad a los propios deseos, o justificar con poca base lo que uno quiere creer. (diccionario Merriam Webster)
¿Cuál es el nivel de inflación actual?
La inflación, desgraciadamente, se ha activado volviendo a un nivel no visto en 29 años. En noviembre ha llegado al 5,5%, una décima más que la registrada en octubre. De momento las subidas más graves se concentran en los productos energéticos (35,9% anual). La inflación subyacente, aquella que no tiene en cuenta energía ni alimentación, sube más moderadamente y con 1,7% sigue por debajo del objetivo del 2%.
Fuente: INE
¿Qué sucederá en 2022?
El Banco Central Europeo y muchas otras instituciones confían en que esta subida sea temporal: cuando se solucionen los cuellos de botella y pase el crudo invierno la energía caerá y los costes de los consumidores volverán a su situación anterior. Pero algunos datos recientes invitan a pensar que esto pueda ser un ejercicio de “wishful thinking”. Los futuros de la electricidad en 2022 siguen más altos de lo que se puede resistir: 340 €/MWh en el primer trimestre, descendiendo hasta 207 €/MWh en el cuarto, y no se ve un precio menor de 100 hasta el segundo trimestre de 2023, con 74 €/MWh. Es un triste consuelo pensar que, aunque en un año la electricidad baje 120 euros, todavía va a estar 166 € más cara que en el último trimestre de 2019, por comparar con el último año normal, previo a la pandemia.
Fuente: OMIP
Lo que quiere decir que, si se cumplen los pronósticos de los mercados de futuros, la energía va a seguir influyendo mucho en los precios. Aunque baje desde el nivel actual, seguirá tan cara que afectará también a las empresas de servicios como ha hecho ya con las industriales. La distribución, si había hecho presupuestos en el entorno de 40 – 60 euros, los tendrá que revisar. Adicionalmente el daño para las empresas electrointensivas es, por supuesto, formidable. ¿Qué tiene que pasar para que nos demos cuenta de que esto es un shock similar o peor que el del petróleo en los años 70?Coincide con esta perspectiva de la inflación la última encuesta de evolución de actividad empresarial del Banco de España: más del 70% de las empresas espera subida de costes el próximo año. El trimestre pasado, el 20% subió los precios, en el cuarto trimestre lo ha hecho el 30% y casi el 60% prevé aumentarlos a lo largo de 2022.
Es necesario moderar las expectativas de inflación
Es cierto que existen profecías autocumplidas, pero eso no quiere decir que todas lo sean. La mejor manera de conseguir que el IPC vuelva a su nivel lógico, por debajo del 2%, es que empresas y consumidores crean que la profecía de la estabilidad es más verosímil que la de las subidas; para ello, tienen que ver planes encaminados a modificar el mercado eléctrico, a que los precios del CO2 (que seguirán subiendo) no incrementen artificialmente el precio de las energías limpias. En definitiva, creer que la electricidad puede pagarse otra vez a 40 € dentro de pocos meses. Esperemos que se trabaje en esa dirección.