Según un estudio realizado por Steel First (contenido de suscripción), sobre los expedientes sancionadores abiertos en el comercio de acero y productos transformados durante 2015, China está en el punto de mira de todos sus socios comerciales. El gigante asiático estuvo envuelto en el 50% de un total de 87 casos que se abrieron el pasado año y de los cuáles sólo tres tuvieron su origen en la Unión Europea, cuatro si contamos con un antidumping que se revisó por expiración.
De este modo observamos que, además de comportarse de una manera poco activa, la Unión Europea no fue el único actor que veló por los intereses de sus acerías habiendo ocho países por delant e en el ranking de mayores denunciantes. Australia, en el primer lugar, acumuló un total de 17 denuncias iniciadas durante el año pasado, mientras que México y Estados Unidos ocuparon el segundo y tercer puesto, respectivamente, con un total de doce y diez expedientes abiertos.
Ante esta situación, nueve asociaciones de productores siderúrgicos y de tubos americanos y europeos, entre las que se encuentra Eurofer -que tiene como miembro a UNESID-, advirtieron ya el pasado noviembre del riesgo que supone considerar a China como economía de mercado y no poder hacer uso de estas herramientas de protección comercial.
Para lograr un comercio libre y justo es necesario contar con este tipo de medidas, pudiendo así paliar distorsiones que no son fruto de las leyes del mercado. Según datos de WorldSteel, actualmente China produce alrededor de 800 millones de toneladas -la mitad de la producción mundial-, y se estima que cuenta con un excedente de 340 toneladas que vende dentro de nuestras fronteras a un precio inferior a los costes de producción nacionales.
El aludido estudio muestra que España, durante todo 2015, tan solo acumuló un expediente en su contra. Éste fue levantado por Australia y tiene como objetivo las importaciones de barras corrugadas para hormigón. Podemos por tanto afirmar que nuestras acerías se encuentran dentro de las líneas de juego del mercado e incluso más, si cabe, teniendo en cuenta que la industria siderúrgica española exportó el 64% del total del acero producido (datos que engloban de enero a noviembre de 2015).
En cuanto al período que se tardó en levantar medidas definitivas en los casos concluidos en 2015, la Unión Europea se situó por encima de la media, retrasándose más de 14 meses en finalizar el proceso de investigación y sancionar en firme, mientras que el que menos tiempo empleó en sus investigaciones fue Canadá con siete meses.
En definitiva y ante las cifras presentadas por Steel First, ¿debe la Comisión Europea tomar más medidas de protección y ser más ágil en el proceso que va desde el inicio hasta el final de las investigaciones? Y no menos importante, ¿deben realmente las instituciones europeas e internacionales conceder a China el tratamiento de economía de mercado ante todas las diligencias abiertas en su contra?