Jugando con la seguridad: “un poco de boro o de cromo no molesta”

Ya se sabe que con las cosas de comer no se juega, y lo mismo debe extenderse a la seguridad de las estructuras y a los productos industriales en general. En los últimos tiempos estamos sufriendo una avalancha de importaciones de chapas cuarto procedentes de China que se caracterizan por un contenido en boro y en cromo que superan los límites de los aceros no aleados (para el boro del 0,0008% y para el cromo del 0,30%). Las chapas cuarto han seguido el camino iniciado en otros países europeos por barras corrugadas y perfiles. Además, esos productos presentan un precio sospechosamente bajo que los hace muy atractivos para algunos clientes que priman el precio sobre la calidad.

¿Es mucho o es poco esa cantidad añadida de boro y cromo? A primera vista se podría pensar que es irrelevante, pero que se lo digan a los usuarios de ese material cuando lo quieran soldar utilizando los procedimientos de soldadura habituales para aceros estructurales. Si no se tratan con especial cuidado, los aceros aleados con contenidos en boro y cromo superiores a los definidos en la norma, pueden presentar problemas de distensión e incluso rotura, que no son inmediatos, y que se pueden manifestar después de 48 horas de realizar la soldadura.

Un lector independiente se podría preguntar el porqué algunos fabricantes chinos están añadiendo boro y cromo al acero que producen. La respuesta está en la regulación fiscal china, que otorga beneficios fiscales a la exportación de material aleado, y con esas cuantías de boro y cromo se alcanza dicha condición, con un coste muy reducido, y el ansiado beneficio fiscal. Algunos exportadores chinos declaran el acero en China como “aleado” que, sin embargo, se convierte en “acero no aleado” al declararlo en las aduanas europeas.

Algún negociante espabilado ha creído encontrar un hueco en el mercado español, de forma que en el último trimestre de 2014 las importaciones de chapa procedente de China en España se han disparado y suponen, en el conjunto del año 2014, el 36,5% del total de las importaciones de la Unión Europea. Cualquier observador imparcial podrá señalar que, lamentablemente, nuestra producción industrial, y no digamos nuestra actividad en construcción, no representan, ni de lejos, ese porcentaje en el conjunto de la UE.

Desde las asociaciones europeas estamos advirtiendo a las asociaciones de almacenistas y distribuidores de los riesgos que puede entrañar el uso de estos materiales, para que con independencia de que los productos dispongan del marcado CE, adviertan a sus clientes de que en caso de contenidos de boro y/o cromo superiores a los señalados, los procedimientos de soldadura deben ser diferentes. Si los procedimientos de soldadura no se realizan correctamente el riesgo para personas e instalaciones puede ser muy importante.

Algunos usuarios finales de nuestro país ya han tomado la decisión de eliminar de sus suministros ese material, pero hay que recordar que la estructura industrial española está dominada por pequeñas y medianas empresas que utilizan los excelentes servicios de distribuidores y almacenistas, con toda la buena fe, y que no suelen disponer en su plantilla de especialistas metalúrgicos. Por ello, desde nuestra asociación estamos insistiendo en el problema que puede suponer para la seguridad de las instalaciones y de las personas la utilización de chapas que, a pesar de disponer de certificados – no siempre de la máxima cualificación – presentan contenidos en cromo superiores al 0,30% y de boro superiores al 0,0008%. Les recomendamos pidan a los importadores o fabricantes certificados de contenido de esos aleantes para evitar problemas futuros, de muy difícil reparación.