Una política industrial que aborde los retos de nuestra sociedad para generar crecimiento, empleo y estabilidad económica
Las elecciones de noviembre nos traerán un nuevo gobierno, y esperamos que una legislatura de cuatro años. Me permito apuntar algunas ideas sobre la política industrial que debería impulsar el nuevo gobierno:
1. Capital humano
La verdadera clave de la competitividad de la sociedad española está en su capital humano. El gobierno debe abandonar tentaciones burocráticas e impulsar el atractivo de la industria para los jóvenes, fomentando la formación continua durante toda la vida laboral; dedicando recursos al reciclaje efectivo de trabajadores que, con motivo de cambios tecnológicos o crisis económicas, deban reorientar su trabajo. La competitividad de la economía española debe basarse en la excelencia en las operaciones industriales y en el liderazgo tecnológico.
2. Cambio climático y descarbonización
La sociedad española ha decidido recorrer la senda de la descarbonización de la economía, que supone un reto muy importante, y muy costoso, para el conjunto de los ciudadanos. Sería bueno que los gobernantes no pretendan embaucar a la ciudadanía escondiendo los costes y haciendo declaraciones o promesas que serán muy difíciles de cumplir. La industria está dispuesta a transformarse y a colaborar con el gobierno, pero necesita que se le acompañe en el proceso.
3. La política energética
Es una de las claves del cambio social y tecnológico. El objetivo no puede ser exclusivamente la satisfacción de los intereses de las compañías suministradoras de gas y electricidad, sino la competitividad del conjunto de la economía nacional. La industria, muy en particular la electrointensiva, necesita disponer de suministro fiable, a precios competitivos y con estabilidad, que le permita competir en el conjunto internacional, dentro y fuera de la Unión Europea.

4.La innovación y el desafío digital
La innovación debe ser una prioridad regulatoria y presupuestaria, sin que se vea afectada por recortes indiscriminados, como ha sucedido en la última década. Las autoridades deben dar un impulso decidido combinando instrumentos fiscales y dotando de seguridad jurídica a los desarrollos empresariales. Los responsables políticos deberían recordar que los objetivos de digitalización son un medio y no un fin en sí mismos.

5.Infraestructuras y su regulación
La existencia de infraestructuras adecuadas, y la correspondiente regulación inteligente de su uso, es un requisito para permitir la movilidad de personas y bienes. Se trata de evitar algunos errores recientes (obras faraónicas que luego no se mantienen adecuadamente), satisfaciendo las demandas de movilidad de personas y bienes mediante dotaciones de infraestructuras suficientes. En cuanto a la regulación habrá que olvidar los intereses gremiales de sectores necesitados de transformación, sean los concesionarios de servicios públicos, los operadores portuarios, o los prestadores de servicios energéticos.
6. Gobernanza
No es imprescindible disponer de un ministerio de industria – véanse los ejemplos de Francia (https://www.economie.gouv.fr/ ) o Alemania (https://www.bmwi.de ) –, pero sí de una política industrial que merezca tal nombre y cuyos gestores no se limiten a “interceder” ante otros departamentos (sea energía, medio ambiente, fomento o trabajo) para conseguir actuaciones o disposiciones favorables a la industria.
En cualquier caso sería más que deseable que el gestor de la política industrial lo sea igualmente de la innovación y de la política energética, porque la experiencia reciente ha sido descorazonadora.
7. Una regulación que no asfixie la iniciativa empresarial
España tiene muchas ventajas objetivas y el nuevo gobierno debe hacer lo necesario para, sin abandonar las demandas y compromisos sociales, hacer que nuestro país sea también un destino atractivo para la inversión empresarial, reduciendo la burocracia, evitando prejuicios y fomentando, en suma, una base industrial potente, que permita a España competir por innovación tecnológica, con lo que se garantizarán empleos de calidad y un futuro a las comunidades en las que se implanta la industria.
En conclusión, esperamos que el nuevo gobierno convoque a todos los actores políticos y a los interlocutores sociales para aprobar, en esta nueva legislatura, un Pacto de Estado por la Industria que aborde los retos de nuestra sociedad para generar crecimiento, empleo y estabilidad económica.

Director General de UNESID