Esta semana, como cada año, se celebra la Semana Europea de la Seguridad y Salud en el trabajo que, dentro de sus campañas bianuales, (2020-2022), viene dedicándose a “trabajos saludables, relajemos las cargas”.
La difusión de esta campaña se ha visto dificultada por las condiciones impuestas por la pandemia en los dos últimos años. Liberados ya del Covid 19, gracias a la vacunación masiva y a un virus debilitado, este año la normalidad permite que la campaña tome impulso.
Pero ¿de qué hablamos cuando nos referimos a la normalidad?. Porque volver a trabajar como hace más de dos años ya no se considera “lo normal”. El mundo ha cambiado y la normalidad también. Nuevas formas de trabajo han venido para quedarse y aquellas empresas que no sean capaces a adaptarse están abocadas a no poder contar con los mejores profesionales y quedarse con los que no pueden elegir.
La selección de personal ahora es inversa: ya no son las empresas las que seleccionan a sus candidatos, sino que son los buscadores de empleo los que deciden en qué compañía quieren trabajar. España tiene un problema demográfico grave y la industria, que está inmersa en una auténtica revolución, no puede dejar este momento, debe reinventarse teniendo en cuenta estos nuevos entornos digitales que demandan los jóvenes y profesionales cualificados. Por eso, la industria 4.0 debe incluir el rediseño de puestos de trabajo y políticas de recursos humanos que eviten los trastornos musculoesqueléticos y atraigan talento.
Los nuevos puestos deben incluir la desaparición o minimización de posturas forzadas, sobre esfuerzos y la reducción de la manipulación manual de cargas, todas ellas causas de los principales trastornos musculoesqueléticos. De hecho, los sobreesfuerzos son la principal causa de los accidentes de trabajo con baja, ligados directamente a la actividad productiva o de mantenimiento, que han ocurrido en nuestras empresas en los últimos tres años.
Incidencia de nuevas formas de trabajo
No olvidemos tampoco que las nuevas formas de trabajar pueden repercutir en un aumento de estas lesiones como consecuencia de la mayor exposición a las pantallas de ordenador, situaciones que generan problemas de espalda y cuello, y el uso del ratón que repercute en manos y brazos. Por lo tanto, debemos actualizarnos y adaptarnos al mundo digital y las posibilidades de flexibilidad laboral y conciliación que conlleva, pero también, reflexionar sobre las consecuencias de salud física y mental que puedan derivarse en el futuro. Quizá el ideal, cuando se pueda, sea un trabajo combinado entre virtual y el presencial. Porque levantarse del ordenador permite cambio de posturas y reduce lesiones musculoesqueléticas; la movilidad geográfica que te permite ir a reuniones presenciales te obliga a andar y por tanto, a moverte físicamente, mejorando el estado físico, pero también, el mental, porque el contacto personal permite la mejora de la comunicación y relaciones personales evitando el aislamiento y potenciando el networking.
Seamos inteligentes, a la vez, que sensatos. Apliquemos las nuevas tendencias para mejorar los puestos de trabajo existentes y atraer y retener talento, pero al mismo tiempo, no despreciemos las formas de trabajo tradicionales que combinadas con las anteriores contribuyen a disminuir los riesgos psicosociales y a trabajar de una forma mucho más saludable.
