Esta nueva entrada completa la de ayer en la que se comentaba la situación económica de la Unión Europea, descendiendo ahora al detalle de su traslación al mercado siderúrgico.
El consumo de acero en la UE ha entrado en una fase de moderado crecimiento, apoyado en los dos principales sectores consumidores: la construcción y el automóvil.
Para 2015 y 2016 se prevé un impulso gradual de la actividad en el sector constructor. Es de esperar que, aunque el resultado del primer trimestre de este año haya estado por debajo del mismo de 2014, en los meses posteriores se produzca un fortalecimiento de la tendencia en el conjunto de la Unión Europea. Solo países como Italia y Francia van a tardar en registrar crecimiento, y posiblemente no lo hagan hasta 2016 debido a la implementación de reformas. En nuestro país, la construcción crecerá de nuevo tras la profunda caída de estos últimos años.
En el sector de la automoción, las previsiones para 2015 y 2016 continúan siendo optimistas, beneficiándose del efecto del bajo precio del crudo en la renta disponible, la mejoría del mercado laboral y la subida en confianza del consumidor. También se prevé una mejora en los vehículos industriales, debida en parte a unas condiciones de financiación más favorables. El mayor riesgo reside en las exportaciones, con mercados que, como el ruso, están debilitándose.
Así, pese a la indefinición del sector de bienes de equipo y la debilidad del sector de tubos, se prevé una recuperación moderada del consumo real de acero para este 2015 y el siguiente 2016. Durante el presente ejercicio, el pronóstico es de un aumento del consumo real del 1,6% mientras que para el próximo se espera una aceleración en la demanda de acero hasta el 2,3%, gracias al aumento de la inversión. En el consumo aparente las expectativas son también de crecimiento, pero en este caso algo menor, un 1,5 y un 2,5% respectivamente este y el siguiente año.
