El 8 de noviembre de 1995 comenzó la andadura de la ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales al amparo de una Directiva Comunitaria de 1986 y renovando el marco normativo vigente hasta ese momento, que era la Ordenanza de Seguridad e Higiene en el Trabajo del año 1971.
Su finalidad era ser el eje vertebrador del sistema, integrar la prevención en la empresas a todos los niveles, así como en la sociedad, y fomentar la cultura preventiva en el ámbito laboral.
Los principios generales de la ley se basan en aspectos básicos y fundamentales como la eliminación o disminución de los riesgos derivados del trabajo, la información, la consulta, la participación y la formación de los trabajadores en materia preventiva, entre otros.
Nadie puede negar que esta normativa y las posteriores regulaciones o desarrollos, no solo han cambiado el sistema sino que, además de contribuir a reducir los accidentes, ha mejorado las condiciones de trabajo. Pero, pese a las bondades generadas, también ha contribuido a crear un sistema excesivamente regulado y muy burocrático, con el desarrollo de aspectos que nada tienen que ver con la seguridad y la salud en el trabajo y haciendo, por tanto, que se desvirtúe su finalidad. Para poder generar una verdadera cultura preventiva, todas las partes de la sociedad, las empresas a través de los empresarios y trabajadores y las administraciones públicas y organismos competentes, debemos asumir un compromiso real y responsable con la prevención.
En estas dos décadas no se ha conseguido alcanzar el objetivo de que no haya accidentes, hasta agosto de 2015 fallecieron en España durante la jornada laboral 322 trabajadores. Aun así debemos felicitar a la Ley 31/95 -como es conocida- porque desde 1995 hasta hoy se ha reducido un tercio la accidentalidad laboral. Concretamente en sector siderúrgico, se ha pasado de un índice de frecuencia baja de 29,98 en 1995, a menos de 12 en los ocho primeros meses de este año.
Nos queda mucho por hacer. Nuestra industria no está satisfecha. Seguimos comprometidos y trabajando por conseguir “fabricar acero a cero accidentes”.